Política

Barbados se convierte en república sin salir de una Commonwealth debilitada

El príncipe Carlos de Inglaterra a su llegada a Barbados el 29 de noviembre de 2021. princeofwales.gov.uk

Maximiliano Martín Barreiro, Universidad Internacional de Valencia

Puede resultar paradójico que en el mundo globalizado del siglo XXI, en el que los países tienden a crear uniones en busca de ventajas competitivas, sobre todo en materia económico-comercial, la isla de Barbados haya decidido dejar de tener a la Corona británica al frente de la Jefatura del Estado. Pero seguirá siendo parte de la antigua Mancomunidad Británica de Naciones, la Commonwealth. Su conversión en república será efectiva desde este 30 de noviembre de 2021.

La desaparición de un Imperio

La Commonwealth es una “organización que busca mantener vínculos de cooperación en diversos campos entre el Reino Unido y los antiguos territorios que componían el Imperio británico”, según el gobierno de España.

Esta mancomunidad de naciones es una de las de mayor trascendencia desde el punto de vista histórico por ser el resultado de la desaparición del Imperio británico. Unidos por lazos históricos y culturales, su principal objetivo ha sido fomentar el desarrollo económico y político de sus miembros.

Su origen se encuentra en un proceso de descolonización: cuando el Imperio británico se transforma en el Reino Unido y se sientan las bases de las futuras relaciones bilaterales con sus antiguas colonias.

Para consolidar esta sociedad de naciones se igualó el estatus de sus países miembro mediante el reconocimiento de la figura de la Corona británica como eje político (aunque no administrativo) de esta mancomunidad.

Integrada por 54 países, actualmente la Commonwealth atraviesa una etapa de reflexión, en la que hay países partidarios de fomentar el compromiso común (posición sostenida principalmente por el Reino Unido que busca minimizar el impacto del Brexit en su economía) y los que pretenden acuerdos más beneficiosos fuera de la Commonwealth.

Los países miembros no tienen asumidas obligaciones legales sino vínculos forjados a través de acuerdos. Al no tener un cuerpo normativo común, cobra importancia la declaración de principios en la que se asientan las bases de pertenencia.

Países miembros de la Commonwealth, antiguos países miembros, territorios de ultramar y dependencias de la corona británica. Wikimedia Commons / Applysense

La existencia de la Commonwealth solo puede entenderse teniendo en cuenta el pasado colonialista del Reino Unido.

Localización de Barbados. Wikimedia Commons / Addicted04

Barbados: una nueva república

Barbados forma parte de la Commonwealth por haber sido colonia británica. Se trata de una pequeña isla del Caribe con una difícil situación económica al tener comprometido el 170 % de su PIB y haber incumplido los pagos de los créditos concedidos por el FMI, situación agravada por la pandemia y fenómenos climáticas adversos.

Barbados se convierte en república sin salir de la Commonwealth. Esto va a potenciar su papel dentro de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Además, la isla tiene a China como uno de sus principales inversores.

La Asamblea y el Senado de Barbados han designado a Sandra Mason, su gobernadora general desde 2018, para ser la primera presidenta de la nueva República de Barbados. “Ha llegado el momento de dejar completamente atrás nuestro pasado colonial”, fueron las declaraciones de los portavoces del Gobierno de la isla.

Vista de Bridgetown, capital de Barbados. Shutterstock / Dave Primov

Los años que vendrán

El futuro de la Commonwealth se ve marcado por el Brexit, unos nexos cada vez más laxos entre sus miembros y un mundo cada vez más polarizado y con múltiples tensiones comerciales. Esta nueva realidad ha generado nuevos puntos de vista dentro de la mancomunidad. Sobre todo entre los que buscan dar prioridad a los vínculos internos y entre quienes preferirían establecer acuerdos estratégicos fuera de ella, al considerar que la Commonwealth favorece a Reino Unido, que se ha asegurado un buen mercado en el que colocar sus productos.

Lo cierto es que muchos de sus países miembro son economías pequeñas, con infraestructuras poco desarrolladas y muy alejados de Gran Bretaña, por lo que en muchos casos les resulta poco rentable ese comercio bilateral.

La integración comercial dentro de la Commonwealth es muy limitada. Solo cuenta con ciertos beneficios arancelarios en casos muy puntuales por lo que cabe plantear una reforma que la encamine hacia un mercado común similar al europeo.

Pero esto también genera debate pues esta transformación podría resultar tremendamente beneficiosa para los países más pequeños, pero al Reino Unido podría cerrarle puertas a otros acuerdos comerciales más lucrativos.

Países como Canadá o India están más interesados en los acuerdos comerciales de carácter continental que en fomentar la exclusividad de la Commonwealth. Además, la salida del Reino Unido de la UE ha cerrado el acceso al mercado europeo en condiciones preferentes, lo que resta atractivo a la pertenencia en exclusiva a esta mancomunidad.

Un Reino Unido fuera de la Unión Europea pierde fortaleza a la hora de negociar con los países de la Commonwealth, alguno de los cuales puede tener una posición comercial similar o mejor que la de la antigua cabeza de Imperio.

Vista a largo plazo

El futuro de la Commonwealth pasa por renovarse o disminuir su tamaño hasta transformarse en una unión intrascendente. El proceso de renovación deberá atender al reclamo de los países peor posicionados de no ser solo un buen destino para los productos del Reino Unidos y que piden una equiparación de condiciones que empuje a sus economías hacia un crecimiento sostenido.

Esta mancomunidad de naciones debería ser una herramienta para mantener abiertos los canales intercontinentales que hicieron del Reino Unido una potencia del comercio mundial.

El Brexit hizo que la sociedad británica pidiera más Commonwealth pero también que, salvo excepciones, los países periféricos (a los que les resulta más conveniente comerciar con vecinos continentales) reclamasen justo lo contrario.

Un caso aparte es el de Gibraltar que, por su situación particular, siente el ferviente deseo de potenciar sus lazos con la Commonwealth como alternativa a la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Maximiliano Martín Barreiro, Docente-Investigador-Abogado, Universidad Internacional de Valencia